Desafíos regulatorios de las Administradoras Generales de Fondos
Desafíos regulatorios de las Administradoras Generales de Fondos
En la actualidad la industria de Administración de Fondos de Terceros vive un cambio regulatorio relevante. Si bien, desde 2008 (a través de la Circular N°1869 de la CMF) las Administradoras Generales de Fondos tenían un estándar regulatorio definido que entregaba un marco de acción claro para estructurar su Gestión de Riesgos; durante 2024 la CMF ha iniciado un camino de fortalecimiento de dicha regulación. Esto es, instaurando requisitos patrimoniales, directrices de gobierno corporativo y gestión de riesgos, mayores exigencias en cuanto a la gestión de ciberseguridad, y definiciones en reportabilidad y supervisión basada en riesgos.
Para los que han vivido el estándar regulatorio en la banca chilena, esto no es nada nuevo. Los bancos llevan varias décadas cumpliendo una rigurosa regulación, en términos de su gestión de riesgos, fiscalización y exigencias de reportabilidad; lo cual ha implicado un crecimiento y madurez de sus estructuras de gobierno, sistemas y ambiente de control interno.
Hoy inicia este camino la industria de administración de fondos de terceros, lo cual implica un desafío relevante; no sólo por las estructuras que se requieren generar (gobierno, sistemas, metodologías, y prácticas de control interno), sino que por la complejidad y heterogeneidad del negocio. Dicho esto, creemos necesario considerar algunos puntos, a la hora de avanzar hacia estructuras de control más robustas.
Para los que han vivido el estándar regulatorio en la banca chilena, esto no es nada nuevo. Los bancos llevan varias décadas cumpliendo una rigurosa regulación, en términos de su gestión de riesgos, fiscalización y exigencias de reportabilidad; lo cual ha implicado un crecimiento y madurez de sus estructuras de gobierno, sistemas y ambiente de control interno.
Hoy inicia este camino la industria de administración de fondos de terceros, lo cual implica un desafío relevante; no sólo por las estructuras que se requieren generar (gobierno, sistemas, metodologías, y prácticas de control interno), sino que por la complejidad y heterogeneidad del negocio. Dicho esto, creemos necesario considerar algunos puntos, a la hora de avanzar hacia estructuras de control más robustas.
- Aplicar un enfoque colaborativo y gestionar el cambio, para lograr movilizar a las personas a adoptar los nuevos protocolos de gestión.
- Agilizar la adopción con tecnología: no es posible enfrentar desafíos de esta envergadura a punta de Excel y Word. Debemos utilizar herramientas tecnológicas que faciliten la comunicación, interacción, análisis de datos y reportabilidad. Además, el uso de inteligencia artificial permite hacer más eficiente hoy, el levantamiento de flujos de procesos y controles.
- Entender los riesgos del negocio resulta vital y, aunque parezca de perogrullo, no siempre ocurre; o a veces pensamos que lo hacemos pero no lo estamos haciendo. Conocer los riesgos de los negocios donde están las inversiones de los fondos (los denominados activos subyacentes), es de lo que estamos hablando; sobre todo en el modelo de inversiones alternativas, donde podemos invertir desde una startup hasta una planta de energía renovable. Sabemos que la práctica es contar con gestores que SI dominan el negocio, pero las preguntas que deben responder las Administradoras son: ...somos capaces de entender a cabalidad el negocio?, entender los riesgos relevantes a los que se encuentra expuesto ? tanto riesgos de negocio, como operativos y tecnológicos, explicarlos a los clientes, y explicarlos en un Directorio, y tener respuestas coherentes. Negocios como: inmobiliario, agropecuario, energías renovables, bodegaje, factoring, etc.; requieren de una mirada de riesgos muy asertiva y vigilante.
- Controlar a las terceras partes: ¿Quiénes son mis proveedores de servicios críticos? ¿tienen capacidades de resiliencia? ¿Qué ocurriría si mañana no pueden funcionar? ¿Cómo impactan a nuestro modelo operativo?. Estos riesgos se encuentran aguas abajo, en el modelo operativo de los activos subyacentes; e impactan los riesgos de los fondos y de la administradora.