COP28, the beginning of the end

 
La COP28 acaba de terminar con un acuerdo histórico para muchos y al mismo tiempo, deficiente para otros. Es primera vez que se mencionan a los combustibles fósiles en un documento oficial emanado desde las distintas COP, marcando el inicio del fin de la forma en que producimos y consumimos energía.

Pero para llegar a este acuerdo tuvimos que ver como distintas miradas y tensiones surgieron. Desde el nombramiento de Sultar Al Jaber, CEO de ADNOC, como presidente de la COP hasta la presión desde el sur global y pequeños países de islas insulares por la eliminación total de los combustibles fósiles. Mientras los días avanzaban, se podía sentir, y por declaraciones de muchos actores, que se podría lograr una declaración histórica que comprometa la eliminación (phase out) de los combustibles fósiles, lo que estaba respaldado por 127 países, 1.400 líderes globales de distintas organizaciones. Ante esta posibilidad, los países de la OPEC reaccionaron rápidamente actuando en conjunto para intentar bloquear cualquier mención al petróleo.

Otro gran hito, dentro de varios que se alcanzaron este año, es el compromiso de todos los países de triplicar las energías renovables, mientras se duplica la eficiencia energética actual. Esto puede comenzar la reducción de emisiones necesarias y apalancar la transición global energética y el ansiado desplazamiento de los combustibles fósiles.

Lamentablemente existen notas negativas de esta cumbre. Primero, estos acuerdos no son vinculantes, por lo que aún hay que buscar formas de empujar a aquellos países que no cumplan sus compromisos a una acción más rápida. Tampoco se llegó a un acuerdo para apoyar con financiamiento a los países subdesarrollados para lograr el “leapfrogging” en la transición energética.

El texto llama por una colaboración global, en lugar de una tarea exclusiva de ciertos países; y a una transición energética “justa y ordenada”. Este acuerdo no mantendrá los límites de temperatura menor a 1.5°C, pero si es un hito fundamental. Es una señal inequívoca que las finanzas, las empresas y las sociedades finalmente se alejarán de los combustibles fósiles. Es el inicio del fin.