Las IFRS - ISSB S1 y S2 en Chile

 la actualización de la 461 y una mirada a su relación con las empresas “medianas”

Se actualizó la NCG N°461, a través de la NCG N°519, y dentro de lo que se debe conocer está la flexibilización para las medianas y pequeñas empresas, que se agrega la alineación a las ISSB S1 y S2 del IFRS, y suma temas que hacen clara referencia al cumplimiento de la llamada “Ley Karin”.

Por ahora, hablemos un poco de lo que implica alinearse a las normas de la ISSB y otros estándares internacionales y cómo lo considera la norma.

Acá hay dos bajadas que hacer, la primera es la flexibilización a un reporte simplificado, lo que no significa que no tengan que reportar. La segunda, que las empresas que contratan servicios, cuando deben reportar, requieren información de sus proveedores y conocer los riesgos de sostenibilidad de estos. Entonces, aunque como pequeña empresa no tengas la obligación de reportar, (por ejemplo, empresas que en el promedio de los últimos 2 años no superen un millón de UF en activos consolidados), sí necesitas tener, por lo menos, la información que te solicitarán tus clientes a la mano, ordenada y verificable, no importa que tu empresa no rinda a la CMF, basta con que tengas clientes que reporten, porque utilizarán las normas emitidas por el ISSB.

Ahora, lo que puede ser un poco más complejo al principio, es que las Normas S1 y S2 a su vez se basan en otras normas y guías, como SASB y la guía marco de CDSB. Saber reconocer qué es lo importante, cómo registrar, almacenar, procesar y respaldar la información y los criterios utilizados en las estimaciones, de forma que el tratamiento de la información sea claro, útil y eficiente, es parte del arte que las empresas deben ir perfeccionando.

Lo básico, es conocer los indicadores de la industria, definidos por SASB, los relacionados con el impacto en factores de sostenibilidad como el agua y la biodiversidad. En paralelo, realizar la incorporación de la sostenibilidad en la gobernanza de la organización, estableciendo las responsabilidades, metas, objetivos, incentivos y procedimientos.

En mi experiencia, he podido ver que en algunas empresas existen temas que aún no se atienden de forma sistemática, se ven, pero aún no hay procedimientos de control exhaustivos o documentación sobre los impactos definidos. Aunque existen prácticas que, por ejemplo, reducen la exposición a riesgos climáticos y “pueden” significar una reducción en las emisiones, nunca se realizó una línea base, por lo que no tienen una forma de comparar los resultados y evaluar si la estrategia en efecto redujo las emisiones y en cuánto. Peor aún, cómo no lo han medido, no tienen como responder rápidamente a sus clientes y posibles inversionistas cuando éstos les preguntan sobre sus emisiones y qué tan eficiente ha resultado su estrategia de reducción.

En general, si uno observa la metodología e información solicitada por las normas, se pueden resumir como una guía de buenas prácticas de gestión de información. Las normas no te dicen cuanto debes reducir tus emisiones, ni la cantidad de toneladas máximas de emisiones que puedes generar, sólo te piden que consideres ciertos riesgos, conozcas los impactos que tu actividad genera y transparentes la información.